Decía Publio Ovidio, poeta romano, que “no es menor mérito conservar lo conseguido que lograrlo”. En esta tesitura nos encontramos desde el inicio del curso 2012-13 con el Máster de Medicina de Montaña de la Universidad de Zaragoza, con siete promociones en su haber, más de cuatrocientos médicos y enfermeros formados y diecisiete años de andadura, que cuenta con la colaboración incondicional de la Guardia Civil de Montaña, el apoyo de la Federación Española y Aragonesa de Montañismo y PRAMES, y al que el Departamento de Presidencia del Gobierno de Aragón se ha comprometido firmemente a apoyar para que siga formando a los médicos y enfermeros que atienden a los enfermos y accidentados en medio difícil, aislado y hostil.
A nadie se le escapa que el uso del helicóptero de rescate en montaña es algo absolutamente incontestable, al igual que el helicóptero de los Servicios Médicos de Emergencias (HEMS). Tienen sus limitaciones, desde luego, pero el desarrollo de un operativo de rescate en montaña o de evacuación médica (más aún en el caso de las poblaciones de la Comunidad Autónoma Aragonesa, que se caracteriza por ser desierto demográfico y presentar una gran dispersión geográfica de su población) contando con el helicóptero, no tiene nada que ver con los casos en los que no es viable su intervención.
En razón de todo ello, la dirección del Máster en Medicina de Montaña y de la Extrema Periferia (Máster MMEP) de la Universidad de Zaragoza promovió que a los sanitarios que cursaran dicho Máster recibieran un curso de cualificación para sanitarios en Misiones HEMS, en cumplimiento de la normativa europea existente al respecto, que obliga a que todo el personal que pueda englobarse en el amplio concepto de “tripulación de cabina” de los helicópteros reciba una formación específica que garantice su óptimo comportamiento, con vistas no sólo a obtener el máximo rendimiento en el desempeño de sus funciones sino, sobre todo, a asegurar al máximo la seguridad del vuelo y del paciente.
El Máster MMEP deriva, entre otras acciones formativas, de prevención, investigación, difusión, colaboración internacional y para el desarrollo, de un convenio suscrito por todas las instituciones públicas involucradas en el asunto de los accidentes de montaña (BOA núm. 12 de 31 de enero de 2003) para la realización de Cursos de Especialización en Medicina de Urgencia en Montaña (CUEMUM): Gobierno de Aragón, Ministerio del Interior (del que dependen los rescatadores de la Guardia Civil), Universidad de Zaragoza y Federaciones Aragonesa y Española de Montañismo.
Este convenio surgió después de otros dos, ya que los CUEMUM se iniciaron en 1996 sin subvenciones, sin apoyos institucionales plasmados por escrito, y con el escepticismo de bastantes, pero sí con el entusiasmo y el trabajo de aquellos que estaban convencidos de los beneficios que reportaría para la sociedad española, después de muchos años de “empujar” y con la seguridad de que era una iniciativa necesaria para la asistencia al montañés y al montañero, que luego se ha revelado de gran utilidad para los servicios de emergencias en toda España y para aquellos entornos calificados como “extrema periferia” (expediciones a grandes montañas, a la Antártida, el Ártico, torres petrolíferas, etc.). Sólo hay otros tres estudios de post-grado similares a éste en Europa: un Diploma en Leicester, un Diploma en Grenoble y un Máster en Bolzano. Sería del todo imperdonable e injustificable que Aragón dejara perder, por “objeciones absurdas” de algunos y falta de iniciativa institucional, un Máster como el que nos ocupa, que tantos beneficios reporta a la Comunidad Autónoma de Aragón, por la asistencia cualificada que prestan los médicos y enfermeros a montañeses y montañeros, así como por el prestigio que tiene el rescate medicalizado en Aragón y la medicina de montaña que se ha desarrollado en los últimos cuarenta años de la mano del Dr. José Ramón Morandeira, sus discípulos y colaboradores , “Los cocineros del César”, como él decía, aludiendo a Bertolt Brecht: “El joven Alejandro conquistó la India. ¿Él sólo? César venció a los Galos. ¿No llevaba consigo ni siquiera un cocinero? Felipe II lloró al hundirse la flota. ¿No lloró nadie más? Federico II ganó la Guerra de los Siete Años. ¿Quién venció además de él?”.
Hablamos de un Máster que tiene un indudable beneficio social, no sólo por la medicalización del rescate en montaña y la asistencia a los montañeses, o por prestar un servicio de calidad al turismo de montaña que tantos beneficios reporta en Aragón, también por la medicalización de los helicópteros sanitarios de toda España (del 112 o del 061), ya que la Universidad de Zaragoza es la única en el país que oferta la formación que capacita a los sanitarios que medicalizan los helicópteros de emergencias médicas, según manda Europa (JAR-OPS) y que fue regulado por RD 279/2007 del 23 de febrero (BOE nº69 de 21 de marzo de 2007). Un Máster por el que José Ramón Morandeira luchó treinta años; los primeros quince por implantarlo y los segundos quince por desarrollarlo al más alto nivel. Ahora, hay que conservarlo.
Para terminar, me vuelvo a referir a Bertolt Brecht: “Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero hay los que luchan toda la vida, esos son los imprescindibles”. José Ramón Morandeira era uno de esos “imprescindibles”.
MA Nerín
27 de diciembre de 2012
NOTA: Este artículo tiene párrafos escritos por José Ramón Morandeira así como reflexiones suyas a propósito de que en los últimos meses la Universidad de Zaragoza haya cuestionado el inicio de una nueva promoción del Máster de Medicina de Montaña, a pesar de tener 46 médicos y enfermeros pre-inscritos y contar con los apoyos expuestos, dando como razón el “pufo” de 80.000 euros que le ha dejado el Servicio Aragonés de la Salud al no pagar durante curso y medio el dinero comprometido de palabra con la Dirección-Gerencia del SALUD. Con palabras de José Ramón: “Los intereses particulares de una institución no pueden prevalecer sobre los intereses de la sociedad española en general, ni de la aragonesa, en particular.”